El arte popular expresado en los nacimientos es reflejo directo de la vida experimentada por los creadores de estas obras artísticas devocionales, y no sólo su vida real, sino también la anhelada en ideales de una vida digna, de paz, estabilidad y abundancia, reflejo social de lo que se considera una "buena vida". En los múltiples materiales utilizados, es sorprendente la vívida expresión de estas piezas en la fineza de unos cuantos trazos, muecas y disposición dinámica de los aditamentos ornamentales. La madera, barro, yeso, papel o tela se conjugan para dar vida y expresión a la materia inerte vivificada por la imaginación del artista popular y complementada en la intimidad de la casa por la innagotable imaginación de quienes mantienen año con año esta tradición con desbordada inventiva en la construcción de pueblos, villas, desiertos y ríos en estos verdaderos microcosmos en derredor de la devoción al nacimiento del Niño Dios.
Son también ejemplos claros de inculturación del mensaje cristiano en las formas simbólicas culturales propias de los lugares que integran en su vivencia cultural y religiosa el universo cristiano sin renunciar a sus propias identidades autóctonas.
